viernes, 22 de enero de 2010

LAS LEYES DE LA VIDA



Claudio es un muchacho de 16 años, que ha pasado su época escolar con tranquilidad, ya que es un estudiante aplicado. Él quiere seguir arquitectura y su padre para apoyarlo lo llevó a visitar a un amigo que tiene una constructora y le converse sobre la carrera. La reunión no pudo ser más “constructiva”. El amigo resumió en tres palabras lo que un constructor requiere de un arquitecto: CREATIVIDAD, para poder hacer “magia” con el diseño; PUNTUALIDAD, en los plazos fijados de entrega; PROACTIVIDAD, para identificarse con el proyecto y la empresa y así poder dar más de lo que le pide. Estas fueron las tres pautas que marcarán la vida profesional de Claudio. Creatividad, puntualidad y proactividad son habilidades, capacidades y valores que no solo los arquitectos deben cultivar en sí mismos para tener éxito en su profesión, sino son algunas de las pautas que todo ser humano debe desarrollar para triunfar en la vida.
Es así como funciona todo, no hay nada que sea al azar, todo tiene un diseño para que pueda trabajar en función de lo que ha sido creado.
Recuerdo muy claramente el caso de un pediatra, que recomendaba a una madre cuyo hijo pequeño era muy problemático para la comida, ya que a sus horas no comía nada y eran peleas campales el conseguir que se alimentara. El buen doctor le decía que no había que hacerse problemas, que el niño comiera cuando le diese las ganas de hacerlo y que no lo obligaran. Pues bien, el resultado fue una aguda anemia por desnutrición. Nuestro organismo está diseñado bajo determinadas reglas de funcionamiento “organizado”, sino no se llamaría organismo. Y dentro de esas pautas o reglas, necesita alimentarse consecutivamente a determinadas horas, porque para su buen funcionamiento debe ser ordenado con los tiempos. Orden, un valor, que ayuda a vivir y a vivir bien, estamos diseñados para vivir con orden.

LOS VALORES

Repetiré nuevamente, la vida tiene sus leyes, sus reglas, y triunfará aquel que las conozca y las practique. Un Gran componente del triunfo y el éxito en la vida es la participación de los valores, porque estos permiten que nuestro adecuado desenvolvimiento en la vida se realice de manera fluida y enriquecida de tal manera que no solo nos realicemos como seres humanos, sino que podamos ver más allá de nuestra propia naturaleza. Los valores son el componente que nos permite ser seres humanos y actuar como tales. En otras palabras los valores hacen posible que la aplicación de las leyes de la vida y su práctica sea más fácil y acertada. El hombre que vive de acuerdo a los valores logra alcanzar una extraordinaria calidad de vida.
Los valores están fuera de nosotros, y es necesario que los hagamos nuestros pues tenemos esa capacidad. El problema radica en que no todos poseemos la misma capacidad de percibir la existencia de los valores, ya que nuestra inteligencia, nuestras pasiones y emociones suelen jugarnos malas pasadas y distorsionan o bloquean la apreciación de los mismos. La solución está en ejercitar y perfeccionar dicha capacidad y si es desde más pequeños mejor, porque mientras se adquieran a la edad adecuada, los valores funcionarán perfectamente. Por ejemplo, siguiendo con el orden, la mejor edad (periodo sensitivo) para adquirirlo es entre los dos y tres años, podemos hacerlo de manera lúdica, jugando con nuestros hijos o alumnos, por ejemplo a ordenar los juguetes después de jugar, al “jugar” a colocar la ropa que ha usado en la cesta de ropa sucia, etc. Por supuesto que este tipo de actitudes las tienen que realizar los padres, porque parte importante del aprendizaje es el ejemplo.
Todos los valores tienen su contraparte que son los desvalores, en otras palabras, los valores pueden tener una valencia positiva o negativa. En el ejemplo del orden, vendría ser el desorden. Lo curioso de esto es que si bien los valores nos ayudan a poder percibir y disfrutar lo bueno de la vida, en todos los sentidos; los desvalores nos inducen a desarrollar acciones erráticas, equivocadas, ya que la influencia sobre la inteligencia es tan fuerte que no puede percibir la realidad en su verdadera dimensión, en consecuencia la vida de alguien que ha dejado que los desvalores hagan nido en su vida, difícilmente verá el logro y el éxito, porque simplemente no está en capacidad de hacerlo.
Los seres humanos se asemejan a un balde o una cubeta, esta está llenos de agua o aire y siempre va a contener uno de los dos. Podemos utilizar esta comparación con el bien y el mal, con los valores y los desvalores; y el hombre como la cubeta, estará lleno de uno de los dos. En el caso de tus hijos ¿De qué quieres que esté lleno? , porque eres tú padre de familia o tutor, quien está llenando a ese ser del bien o el mal y determinando cómo y quién será más adelante un triunfador o fracasado en la vida. No podemos permitir que sean otros los que con distintas intenciones forjen su futuro.
Para poder realizar esta labor de formar hijos triunfadores y exitosos debemos hacer nuestro ese conocimiento que nos permitirá mejorar primero nosotros mismos y producir un efecto multiplicador en nuestros hijos. En Talentos y Talentosos, estamos dispuestos y preparados para ayudarles con esta labor.

Adrián Ojeda Flores aojeda@talentosytalentosos.org
TALENTOS Y TALENTOSOS
Av. Flora Tristán 434 Santa Patricia – La molina
www.talentosytalentosos.org

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