viernes, 6 de enero de 2012


 MI PEQUEÑO GENIO



Publicación de la Revista Padres sobre Superdotación, por la periodista Giovanna Dioses.

Bastó que resolviera una multiplicación cuando apenas tenía 3 años para que los padres del niño egipcio Mahmud Wael, ahora de 11, decidieran que su hijo pasara por un test de inteligencia. El examen determinó que su coeficiente intelectual (Cl) es de 155, muy por encima de la media (alrededor de 100), lo que lo convierte en el chico "más inteligente del mundo". Mahmud asiste por las mañanas al colegio y el resto del día lo distribuye entre sus clases de informática en la Universidad de El Cairo y sus responsabilidades como técnico informático en Microsoft. El niño mexicano Isaac Tello (10) no tiene la misma habilidad numérica; hace poco jugó partidas simultáneas de ajedrez con treinta y dos contrincantes de distintas edades y obtuvo veintinueve triunfos, un empate y apenas dos derrotas. Jacob Barnett, un chico estadounidense de 12 años, con un Cl de 170 (superior al de Elnstein), acaba de elaborar su propia versión de la teoría de la relatividad. En el lenguaje cotidiano, los suelen llamar "niños genio"; pero estamos ante un juego de palabras que se presta a confusión. Para evitarlo, hoy en día se prefiere hablar de niños con talento. Adrián Ojeda, máster en Asesoramiento Pedagógico Familiar y director de Talentos y Talentosos, institución que trabaja con familias y centros educativos, señala los indicadores que ayudan a identificar a un niño de estas características: "Aprenden a leer y a escribir al año y medio o dos; a sumar y restar a la misma edad; su bagaje lingüístico es muy desarrollado, se podría decir que hablan como viejos. En el área de las artes, tienen el oído más fino, lo que les permite identificar notas y acordes que otros no podrían; lo mismo en la pintura, el dibujo, la escultura y en los deportes".


El coeficiente intelectual es una medida que resulta de promediar la edad cronológica y la edad mental del niño; pero valorado de manera aislada, no dice mucho. Es necesario realizar una evaluación en sus tres dimensiones, cogni-tiva, social y emocional, mediante un conjunto de pruebas psicométricas que incluyen la observación de la conducta, entrevistas con el niño, sus padres y .quizás hasta sus profesores.

Contra lo que podría pensarse, un niño talentoso suele generar reacciones encontradas en los padres: por un lado, la alegría de tener un hijo dotado; por otro, el desafío de optimizar el aprendizaje sin caer en el estrés.

¿ESTAMOS PREPARADOS?

Durante el VII Congreso Bienal de la Federación Iberoamericana del Consejo Mundial de Superdotación y Talento, realizado en Lima en el 2008, se informó que el número de superdotados en el Perú fluctúa entre el 8 y 10% de la población. Pero las políticas educativas, a diferencia de otros países, no están adaptadas para estimular el aprendizaje de estos niños. Si se opta por un colegio regular, este debe contar con programas de enriquecimiento en el área que el niño domina. Otra alternativa es la aceleración de un grado, para evitar que las estrategias educativas aburran al menor adelantado. Es importante poner énfasis en el tema social y emocional, ya que un niño con altas capacidades intelectuales puede tener dificultades para relacionarse con sus pares, dado que sus intereses son otros. Como señala la psicóloga educativa Mariana Batticani: "La función de la escuela es también esa: la socialización del niño y su inserción en la comunidad"